Un aspecto clave en la mejora de la calidad de vida de las personas con discapacidad intelectual o del desarrollo (o con cualquier déficit cognitivo asociado) es su participación en la sociedad, su inclusión en el entorno. Para ello, los entornos de las personas deben cumplir la condición de ser comprensibles, utilizables y practicables por todas las personas en condiciones de seguridad, comodidad, autonomía y naturalidad (Accesibilidad Universal y Diseño para Todos).

Las barreras cognitivas, junto a las barreras físicas, se consideran las mayores fuentes de discriminación de este colectivo para su participación en la sociedad como ciudadanos de pleno derecho. Garantizar la Accesibilidad Cognitiva de los espacios y entornos en los que participan las personas hace que estos sean más comprensibles, contribuyendo a mejorar su calidad de vida y a construir una sociedad más justa y solidaria.